martes, 30 de junio de 2015

QUADRAGINTA - "cuatro veces diez"


Le daba vueltas desde hacía tiempo pero no me decidía .... siempre lo dejaba en el aire pero sabía que tenía que irme.
Primero por mí y segundo porque a mis clientes siempre les aseguro que he experimentado todo lo que comento en  mis charlas, pero "La Cuarentena" aún estaba pendiente.

Para los que nos dedicamos a la BioNeuroEmoción (BNE), y citando a mi profesor Enric Corbera, tal y como lo describe en su Tratado de BNE:

 "La Cuarentena es un período de aislamiento del entorno cuya duración ronda los cuarenta días. Este concepto está profundamente arraigado en nuestro
inconsciente personal y colectivo. Existe desde hace miles de años y se describe incluso en la Biblia, donde está perfectamente detallado.  ...... Nuestra historia antigua está tan impregnada de la cuarentena que el número cuarenta aparece en muchos pasajes de la Biblia y de los Evangelios, dentro del marco de nuestra tradición judeocristiana: 
* Jesús ayunó 40 días en el desierto.
* Moisés estuvo 40 años en el desierto ....
* El diluvio universal duró 40 días
* La Cuaresma dura 40 días
* Moisés y Elías estuvieron en la montaña 40 días
* El pueblo de Israel estuvo sometido durante 40 años 
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Obviamente este número no aparece por casualidad. Todos tenemos esta información, por lo que el concepto de "cuarenta" es algo realmente importante en nuestro inconsciente, algo que debemos respetar.

En las culturas asiáticas también se hace referencia a la Cuarentena, ....., y en varios hospitales de ChiKung en China, ....., para ayudar a los pacientes en su sanación y darles todas las ventajas emocionales durante la recuperación, se prohíben durante seis semanas los visitantes, las llamadas telefónicas, las cartas, la televisión y los periódicos. La razón por la que se implementa este tipo de límites es porque hacen falta aproximadamente seis semanas para cambiar un patrón energético.   
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Además del significado histórico, la Cuarentena también tiene un Sentido Biológico: una gestación dura entre treinta y ocho y cuarenta semanas. Si hacemos un promedio, son cuarenta semanas; y cuando una mujer acaba de parir tiene que estar en cuarentena antes de volver a tener relaciones sexuales. Cuarenta días necesita una mujer para que sus tejidos se recuperen y el mismo tiempo para que un hueso roto empiece a consolidarse. Estos cuarenta días son algo que está muy incrustado en nuestro inconsciente, en nuestra historia y en nuestra biología. 
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El hecho de aislarse, de morirse simbólicamente, y de hacer la Cuarentena implica una toma de conciencia. Has de darte cuenta de que formas parte de ese sistema del que te has disociado y poner atención en la observación.
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El inconsciente sabio nos manda una serie de mensajes y, cuando se toma la decisión de hacer una Cuarentena, debe sentirse aliviado porque por fin se le ha escuchado. 
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No se trata de recetas mágicas, sino de que la persona tome conciencia de sus programas, de por qué y, sobre todo, de para qué le ocurre lo que le ocurre; y de actuar en consecuencia. 
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Siendo una persona completamente nueva, después de haber "resucitado", cuando las cosas están claras y puede sentir de corazón su nuevo rumbo en la vida, en ese preciso momento, se conecta con el campo cuántico, el campo de la conciencia universal. Entonces puede aparecer en nuestra vida un nuevo orden de cosas que estén en coherencia con nuestro estado mental y emocional. 
Ahora la persona será capaz de escuchar a quien quiera y de desoír opiniones, porque estará tan conectada con su nueva forma de vida que no sentirá culpa, no culpará a nadie, se sentirá libre y liberará a los demás. Esto es el verdadero amor."

Así que con la decisión tomada, que no pensada, puse rumbo al Sur para comenzar mi "aventura". Más de 500 km por delante y un total desconocimiento sobre mi destino, mi entorno y todo lo que ello me iba a deparar en el tiempo que me quedaba por delante.

¿Quién dijo miedo? Pues yo sí dije miedo, iba aterrada, sé que puede sonar absurdo, pero mi mente no me ayudaba en absoluto, porque lo único que hacía era dedicarse a repetirme una y otra vez que no tenía ninguna necesidad de hacer eso, que no me hacía falta y que estaba tan a gusto en mi casa y con mi gente.


La relatividad del tiempo fue una evidencia, cuando llevaba en mi destino una semana, tenía la sensación de que había pasado al menos un mes y lo peor era lo que aún me quedaba por delante .... la sensación de no pertenecer, de no sentirte en tu sitio, de estar lejos de todo lo que conoces, y eso provoca una gran inseguridad y a la vez una enorme curiosidad. Aquí fue donde yo tomé los mandos y cada vez que mi mente entraba en modo "queja", automáticamente tomaba conciencia, me plantaba y decía: "¡basta, esta es mi decisión y quiero seguir, así que calladita!". Puede parecer absurdo, pero a la mente hay que hablarle en lugar de escucharle; a veces se pone a parlotear sin final y sin lógica ninguna y, cuando te das cuenta, te ha llevado al agujero más negro que puedas imaginar. 

A medida que me iba habituando a mi nuevo entorno iba apreciando todo lo que me rodeaba. Estaba a 50 metros del mar, de un mar inmenso, y en ocasiones, fuerte y salvaje, que golpea las rocas sin cesar. En ocasiones me sentaba a contemplar esa inmensidad, esa abundancia, esa fuerza que resonaba con mi interior, y decidí aparcar los pensamientos de miedo, pena, víctimismo, etc, etc ... que afloraban en mi cabeza: "esto es una decisión propia, me dije, y voy a salir de aquí siendo mi SER IDEAL, siendo esa mujer que la niña de 8 años imaginaba que sería de mayor".

Todo es un carrusel de emociones, unos días me embarga una serenidad que envuelve cualquier miedo o apego y este rincón del mundo cada vez me hace sentir mejor, ya no pienso en los días que faltan, no pongo expectativa. Otras veces, algo que veo o escucho me ancla a experiencias anteriores que creía superadas y todo se dispara en un segundo, mi cuerpo comienza a enviarme mensajes confirmando que eso no está solucionado, que sigue quedando algo pendiente, y entonces agradezco la ocasión que se me brinda para cambiar mi percepción y liberarlo .... sin miedo, sin culpa, sin rencor ... ya está, ya pasó, el pasado no puedo cambiarlo pero sí la percepción que tenía de él.

Ahora, observando el proceso, estoy muy orgullosa de lo que he hecho, me siento más fuerte, más segura, he permitido a mis miedos diluirse en la fuerza del mar y cuando resonaba en mi interior mientras lo contemplaba, sabía, desde mi corazón, que esa fuerza también soy yo, sentía ese poder dentro de mí, y ese es mi anclaje ahora. Ya de vuelta, si alguna vez mi mente se pone a parlotear, me vuelvo allí, a esa imagen inmensa y a esas sensaciones que siempre estarán en mí.
Quería compartir para animar a todos aquellos que se lo están planteando como opción que no duden, es una experiencia única, pero si lo haces, hazlo bien, elimina todos los anclajes a tu zona de confort, y ello incluye además del lugar, también las personas. 

Mi experiencia ha sido posible gracias a Tree & Life que me han ofrecido su espacio de retiro ubicado en Granada, en un rincón de paraíso en la Costa Tropical, donde la paz lo gestiona todo. Donde te despiertan los pájaros por la mañana y de duermes acurrucada en el sonido de las olas. 
Si estáis buscando un lugar alejado del mundo donde refugiaros, podéis contactad con ellos en infotreeandlife@gmail.com.
Gracias Ruth y Juanma por este regalo.



Yolanda Esparza
Socio titular de la aeBNE - Máster PNL - Anatheóresis
mail: info@r-cordis.com

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